APRENDER MATEMÁTICAS HACIENDO MAGIA Y APRENDER MAGIA CON LAS MATEMÁTICAS

En mi búsqueda constante de que los niños expresen su propio deseo de aprender, resulta que las matemáticas es curiosamente el área donde más se quejan maestros y alumnos por su escasa motivación. Una asignatura aburrida, abstracta y totalmente externa a la realidad de los alumnos y maestros. Sin embargo, las matemáticas están presentes en todos los sitios, desde lo más básico como el tiempo y su medición, la informática, hasta la música y las artes. Las matemáticas están presentes en toda nuestra vida. ¿Por qué entonces es tan difícil de llevar esta realidad y el funcionamiento de las matemáticas a un aula?


Me encanta ver a niños de infantil a los que sus maestros les conceden la oportunidad de manipular elementos de matemáticas tan fantásticos como las regletas de Cuisenaire o el numicón (y tantas herramientas maravillosas), por el mero hecho de disfrutar y jugar con ellas. No las usan para realizar operaciones matemáticas, ni para resolver problemas aditivos, sustractivos, de comparación o de reparto equitativo, etc. Las usan simplemente para jugar. «Lo importante no es el destino, sino la travesía». Despertar el interés en el niño por querer aprender se basa prácticamente en conseguir que el proceso sea atractivo e interactivo para los alumnos. Si conseguimos que así sea, el objetivo que queremos cumplir llega tarde o temprano sin que nos demos cuenta.

 


Pero en ocasiones… ¡Lo podemos hacer al revés!
Hacer que los niños se interesen por el objetivo final aunque el proceso sea aburrido y tedioso es lo más complicado y precisamente es lo que se suele hacer en las aulas hoy en día. Nos emperramos en hacer atractivos los objetivos y por eso generalmente fracasamos.

¡Con la Magia es muy fácil! 

En clase, hago un juego de cartas a los alumnos y se quedan absolutamente fascinados y perplejos. Estallan en aplausos y flipan con lo que acaban de ver, literalmente. Después de los aplausos dejo que comenten lo que han visto y que compartan entre ellos el momento especial y memorable que acaban de vivir. Disfruto escuchando sus comentarios y la emoción en sus miradas.
Luego, simplemente lanzo la pregunta del millón: «¿Quéreis saber cómo se hace?»
La respuesta es brutal. Ya tengo su atención. Así de fácil.
Los niños expresan su propio deseo de querer saber cómo se hace ese pequeño milagro que acaban de presenciar.
Siempre me hago de rogar pues Los secretos de la Magia son valiosos y hay que protegerlos. Les hago entender el valor de poseer un secreto y de guardarlo.
Luego les advierto… «¿De verdad queréis saber cómo se hace? os advierto que el secreto son matemáticas puras.»
Les da igual porque desean saber cómo hacer Magia y de repente las matemáticas se vuelven interesantes, lúdicas y motivadoras.
Pensad detenidamente en el resultado: tengo a unos alumnos supermotivados, que quieren aprender por deseo propio y comprender matemáticas para poder conseguir hacer un juego de Magia y luego poder reproducirlo.

¡ESO SÍ QUE ES MAGIA! 

 La Magia, a través de estas palabras, consigue abrir la mente de niños y educadores hacia el conocimiento y la educación.
La competencia matemática tiene un amplio desarrollo de trabajo en el mundo del ilusionismo. Muchos juegos de cartas esconden principios matemáticos realmente increíbles y sutilidades lógico-matemáticas sumamente inteligentes y divertidas. La aplicación de principios matemáticos al servicio del asombro y la ilusión, convierten las matemáticas y su comprensión en algo muy atractivo para niños y adultos, convirtiendo la abstracción de las matemáticas en realidades tangibles con funciones claras y sobre todo en diversión y misterio. El alumno aprovecha esos razonamientos matemáticos para inventar juegos nuevos, con los que asombrar a su público. Descubre que con un único principio matemático puede desarrollar un sin fin de efectos mágicos con los que deslumbrar a sus espectadores.
A través de la Magia, no sólo se aprenden principios matemáticos, si no que comprenden sus mecanismos. Se entiende cómo funcionan y qué resultados pueden dar. La capacidad analítica que desarrolla el alumno a través de la Magia de las matemáticas le permite la resolución clara de problemas (¿cómo llego al efecto mágico que deseo realizar en mi juego con las herramientas y principios matemáticos de que dispongo?) convirtiendo el razonamiento lógico y matemático en un elemento indispensable para su resolución.


Pero no sólo es motivación para los alumnos. La motivación de los profesionales es indispensable.
Maestros y profesionales de la educación disfrutan y se divierten durante mi conferencia «La Magia de las Matemáticas». En ella vemos cómo muchos juegos de cartas se rigen por bellos y simples principios matemáticos, fáciles de enseñar a los alumnos.
Números, geometría, y matemáticas aplicadas rodean los misterios que se resolverán durante la charla